Toros en Antequera: 1864-2006 (El Cartel como Documento)

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La tradición taurina en Antequera, se remonta a principios del siglo XVI, la primera referencia documental contrastada, la localizamos en las Actas Capitulares del ayuntamiento, allí se recoge como en 1509, y con motivo de la toma de la plaza de Oran por el Cardenal Cisneros, se celebra un espectáculo taurino para festejar el hecho, a partir de aquí serán constantes las alusiones a corridas y espectáculos taurinos en la referida serie documental, donde fielmente se refleja el día a día de la ciudad.

El gusto por el toro y todos los juegos relacionados con él, tiene una especial acogida dentro de Antequera, de hecho incluso la nobleza local, llegó a constituir una maestranza o hermandad de caballeros, donde entre otras actividades propias de este cuerpo estaba la practica de determinadas suertes donde intervenía el toro, como figura fundamental, hecho del que en otras ocasiones hemos tratado.

Los lugares de celebración variaran a lo largo del tiempo, atendiendo a muy diversas circunstancias, pero principalmente de la capacidad de los espacios destinados a ello, así en el primer cuarto del siglo XVI, los espectáculos taurinos, se celebraran en el entorno urbano de la alcazaba, concretamente en la denominada plaza de la Feria, o en sus arrabales, entorno a la recién instaurada iglesia parroquial de San Sebastián, con el tiempo iran desplazándose primero al que actualmente se conoce como Coso Viejo, para finalmente usar con una acentuada predilección el Coso de San Francisco, que prácticamente se convertirá en el lugar de encuentro indiscutible de los lances taurinos desde el ultimo cuarto del siglo XVI, hasta finales del siglo XVIII, donde entrará en juego otro lugar de nuestra ciudad, la recién remodelada Alameda, con sus ajardinamientos.

Sea de una forma u otra, la realidad es que la ciudad de Antequera, tenía un especial regusto por la fiesta taurina, patente en todos los niveles de su estratificada sociedad, reflejo será como hemos dicho el mantenimiento de una maestranza o la construcción de un edificio con balconadas en el Coso, donde disfrutar de los toros, durante las numerosas corridas, que la prolongada temporada antequerana ofertaba al pueblo anualmente.

Cualquier excusa era buena para montar una corrida, desde el nacimiento de un príncipe, a una festividad religiosa. En este sentido son interminables las referencias que podemos llegar a localizar tan solo en las antes aludidas Actas Capitulares, así por ejemplo en 1794, nos encontramos con un espectáculo extraordinario, en el acta de 7 de junio de este año, se vio un memorial de José Sánchez Baran, que manifiesta, que como consecuencia de haberse publicado una Real Gracia por la que se concedía a la ciudad de Antequera, que por espacio de catorce días se celebrasen “fiestas de novillos”, en plaza cerrada, ha visto el plano que la ciudad ha planteado para ubicar la celebración de la misma, “…y se halla en animo de encargarse de su formación por el mismo estilo que la han figurado, haciéndolo a sus expensas a las que igualmente ha de costear el referido ganado y todo cuanto conduzca a las prevenidas funciones, habiendo por consiguiente de percibir cuanto estas produzcan, sin tener que contribuir por ellas más que 3.000 reales en cada día, de las que se hagan…”, los festejos taurinos debía celebrarse a partir del 19 de agosto, es decir coincidían con la Real Feria, y en definitiva José Sánchez, se ofrece como empresario, a cambio de encargarse de construir la plaza para la fiesta se encarga de la compra de los novillos y de todo lo demás concerniente a ello, pagándole a la ciudad un total de 42.000 reales.

Tras la firma del correspondiente contrato, se establecen una serie de estipulaciones entre otras la fecha de conclusión del recinto. El quince de julio a casi un mes de la celebración el recinto debía estar aun muy atrasado en su construcción, ya que nos encontramos con otra acta en la que se requiere al referido José Sánchez Baran, para que informe a la ciudad de las causas de los retrasos, en este sentido se alega, que es necesaria más madera de la en un principio presupuestada y se esta a la espera de que la misma llegue desde Málaga. Los regidores tras oír al empresario, acuerda concederle el plazo de diez días para que ultime la construcción de la plaza, advirtiéndole, de los perjuicios en los que podía incurrir el no cumplimiento por su parte del convenio.

Siete días después nuevamente comparece ante la ciudad, esta vez para informar y recibir el visto bueno de la corporación sobre la contratación de un torero y de la ganadería para la fiesta: “…por el señor corregidor se hizo presente haber presenciado la contrata hecha por don José Cárdenas a quien representa don José Sánchez Baran, con el torero José Delgado, alias Illo...como igualmente la contratación con el dueño de los novillos don Hermenegildo Díaz y Tifón vecino de la Mancha, y haber hecho presente que siendo uno de los asuntos que se tocaron en la junta verbalmente el implorar a Su Majestad, la gracia para que en dicha corridas se pudiesen matar algunos novillos, lo había ejecutado Su Señoría con respecto a lo estrecho del tiempo…”

Efectivamente, el acta recoge como el empresario y el entonces corregidor de la ciudad d. Agustín Guajardo Fajardo y Contreras, aprovechan una esporádica visita del afamado torero Pepe Illo, a la ciudad de Antequera, comprometiéndolo para que actúe concretamente en las corridas de los días 19, 23, 25 y 26 de agosto. En estos momentos José Delgado está en lo más alto de su profesión idolatrado por el público, amado y deseado en la corte, Goya, lo toma como modelo en sus gravados de tauromaquia. Un año después de su visita a Antequera, dictará su famosa Tauromaquia a José de la Tixera, ya que él no sabía ni leer ni escribir, obra que no verá la luz hasta 1804, después de su muerte.

La presencia de Pepe Illo en Antequera durante la Real Feria de Agosto de 1794, fue todo un acontecimiento, prueba de ello es la desesperada comparecencia del empresario ante el Cabildo de la Ciudad el 24 de agosto, en la que manifiesta que se vio incapaz de controlar la avalancha de publico que acudió a disfrutar del espectáculo taurino, siendo imposible el poder llegar a cobrar a los asistentes, ante el desorden que se produjo, igualmente José Delgado pide a la ciudad, en vista de los acontecimientos y temiendo no poder cobrar, que por los regidores se le asegure “…el cumplimiento de la contrata con el hecha y los varilargueros que se les facilitaran los caballos suficientes…”. La ciudad toma partida y finalmente consigue poner orden, desarrollándose los demás festejos pendientes con la normalidad deseada para todos.

Como fruto de esta afición quedará un importante registro documental, en los distintos Fondos del Archivo Histórico, sin lugar a dudas, el más espectacular, es la magnífica colección de carteles taurinos con los que cuenta la Ciudad.

Con esta exposición queremos dar cuenta y dar a conocer, esta desconocida parte de nuestro rico Patrimonio Documental.